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Jornada Internacional

Fundamentos para un diálogo abiert
sobre Derecho comparado: México - España

5 - 6  junio  2023

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Kant y la escuela kantiana: hacia una ética
y un derecho transhumanos

Dr. Jesús Miguel Santos Román

La infinita desproporción entre el sujeto cognoscente y la cosa en sí trajo consigo la búsqueda de los límites del conocimiento teorético, tan célebre, que huelga extenderse al respecto.

Ahora bien, por la constatación de la ley moral, el cognoscente se descubre ciudadano de un mundo que está más allá del horizonte empírico de la natura formaliter spectata. Aquel mundo constituye el horizonte de lo incondicionado, el reino de la libertad.

Hay quien ha planteado que, en el sistema kantiano, lo humano queda desgarrado entre dos mundos: el del fenómeno y el del noúmeno. Sin embargo, creemos que es de justicia reconocer que la Humanidad de lo humano cae enteramente del lado del noúmeno y, por tanto, es materia reservada para un uso práctico de la razón. La Humanidad no nace, sino que se hace.

La Humanidad de lo humano no pertenece, ni puede pertenecer, al campo del fenómeno, puesto que no es un conocimiento que discurra por el caudal del “torrente empírico”. Constituiría una petición de principio apelar al “ser humano de carne y hueso”. Tampoco puede pertenecer a la vertiente de la apercepción empírica, precisamente por la misma razón que se aducía anteriormente: ninguna intuición empírica puede ser criterio para reconocer lo humano en cualquier realidad que se presente. “Sentirse humano” no es título suficiente para arrogarse la cualidad de tal.

Así pues, lo más genuinamente humano estaría más allá del reino de la naturaleza. Paradójicamente, la humanidad de lo humano sería precisamente lo transhumano, al menos desde las categorías del individuo aún apegado a atavismos de carácter naturalizante o empiricista.

En la doctrina kantiana, no solo la Humanidad de lo humano, sino, en general, todos los contenidos regulativos de un uso práctico de la razón tienen aquella nacionalidad transhumana que se indicaba anteriormente. La mayor muestra de ello es que en el ser no santo, es decir, en la esencia racional finita, la ley moral se manifiesta como un deber, es decir, como una constricción antipática (contraria al sentimiento). Algo similar se puede decir del derecho, como sistema de control social de las pasiones por medio de la violencia, o sistema racional destinado a la manipulación de la naturaleza para adecuarla al orden de la libertad.

 

En resumen, ética y derecho constituirían dos sistemas complementarios destinados a hacer posible que lo humano empírico dé paso al orden transhumano de la libertad.

Proyecto  de Investigación

Derecho y Economía 

en la Escuela de Salamanca

Universidad Francisco de Vitoria

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